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domingo, 24 de marzo de 2013

Parar la tensión emocional, también conocida como estrés.

La tensión emocional o estrés es una respuesta fisiológica del organismo frente a una situación percibida como amenaza o de demanda incrementada. En esta reacción entran en juegos varios mecanismos de defensa al afrontar la situación.



Aunque es primordialmente una respuesta natural para la supervivencia, puede acabar siendo una patología al desencadenar problemas de salud.

Ante una situación que provoque tensión emocional, el hipotálamo indica a las glándulas adrenales que aumenten la producción de adrenalina y cortisol y sea enviada al torrente sanguíneo. La frecuencia cardíaca, la respiración, la presión arterial y el metabolismo se verán aumentadas por estas hormonas. Con el fin de preparar al individuo para una respuesta efectiva si fuera necesario, se producirán las siguientes situaciones:
  • Tras ensancharse, los vasos sanguíneos permitirán una mayor circulación hacia los músculos.
  • Las pupilas se dilatarán para mejorar la visión.
  • El hígado liberará glucosa almacenada para incrementar la energía corporal.

Los estresores o factores estresantes, que son las situaciones que llegan a desencadenar el estrés, pueden ser:
  • Procesamiento forzado de información rápida en ciertas situaciones.
  • Estímulos ambientales dañinos.
  • Percepciones de amenaza.
  • Exposición a violencia o lesiones físicas.
  • Alteración de funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etc.)
  • Aislamiento y confinamiento.
  • Bloqueos de nuestros intereses.
  • Presión grupal.
  • Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
  • Frustración.
  • No consecución de objetivos planeados.
  • Relaciones sociales fallidas o complicadas.
  • Falta de tiempo para el descanso y relajación personal.

Las señales de sobrecarga de tensión emocional pueden ser:
  • Tristeza y depresión.
  • Irritabilidad y melancolía.
  • Ansiedad o ataques de pánico.
  • Confusión.
  • Apresuramiento.
  • Beber o comer en exceso.
  • Fumar o consumir drogas.
  • Reacciones alérgicas como eccemas y asma.
  • Trastornos del sueño.
  • Problemas de estómago, cefaleas y dolores de pecho.
  • Incremento de los síntomas en los pacientes con una enfermedad crónica.

Es conocida la relación entre la tensión emocional y las crisis agudas de hipertensión arterial (HTA) y entre la primera y la hipertensión arterial crónica. De hecho, ante el aumento de la tensión arterial de un individuo, provocada artificialmente en laboratorio, se puede comprobar que producirá orina rica en sodio (natriuresis), elemento específicamente relacionado con la tensión arterial.

La contención de la tensión emocional podemos conseguirla:
  • Aceptando la imperfección propia y las de los demás.
  • Durmiendo el tiempo necesario para que cuerpo y mente se mantengan en buen estado.
  • Practicando ejercicios de relajación.
  • Liberándose de algunas actividades cotidianas.
  • Cuidando el cuerpo mediante el ejercicio físico regular.
  • Optimizando los pensamientos.
  • Evaluando y resolviendo problemas sencillos para conseguir la confianza necesaria al enfrentarse a problemas más complejos.
  • Aceptando los cambios como retos normales en la vida.
  • Reconociendo las demora y derrotas como problemas a resolver.
  • Solicitando ayuda si fuera menester.
  • Fijándose metas.
  • Participando en actividades de relajación.
  • Buscando tiempo para la diversión.

Puesto que el estrés puede provocar jaquecas y tensión muscular, puede ser recomendable masajear nudos neurolinfáticos para favorecer el drenaje linfático, mientras realizamos un ejercicio de respiración lento y profundo. El proceso sería:
  • Sentado:
    1. Coloca las manos en la parte posterior de la cabeza y masajea con los pulgares a los lados de la última vértebra (en la unión de cuello y cráneo) de forma suave.
    2. Continúa aumentando la presión hasta sentir relajación.
    3. Masajea suavemente, a continuación, en la zona bajo las clavículas con las yemas de los dedos. Que sea a ambos lados del esternón. Y aumenta la presión hasta sentir relajación nuevamente. (En el ejemplo visual, está de pie.)


  • De pie:
    1. Deja los brazos extendidos tocando los muslos en su parte externa. Encógelos un poco hasta tocar los mismos muslo, pero sólo un poco más abajo de las caderas.
    2. Masajea suavemente de 10 a 15 segundos con las yemas de los dedos.

* Nota: Antes de realizar los masajes, sería bueno relajar brazos, muñecas y manos. De esta forma liberamos tensión en estas áreas y podremos conseguir una flexibilidad más grande al aplicar la presión en la zona adecuada.

Fuentes: Wikipedia, www.sames.org.ar, teenshealth.org, archivo.univision.com, metodosderelajacion1.wordpress.com.
Imágenes: Wikipedia, www.faqs.org (x2).
Fecha: 18-03-13.