El ibuprofeno, derivado del ácido propiónico, es antipirético (reduce la fiebre), analgésico (calma el dolor) y antiinflamatorio. Lo que parece ser un medicamento muy útil e importante en nuestras vidas, también es bastante peligroso en combinación con otros antiinflamatorios no esteroideo (AINE) que pueden estar tomando enfermos crónicos como los enfermos de artritis reumatoide cuya prescripción es prácticamente obligatoria, puesto que el desarrollo de este medicamento (patentado en Reino Unido en 1961) fue destinado para ese tipo artritis.
Éstas conclusiones fueron aportadas por Julia Hippisley-Cox y Carol Coupland, en un estudio publicado el 10 de junio de 2006 en el British Medical Journal.
Para el estudio utilizaron una base de datos de 9.218 pacientes registrados en consultas de médico de familia. Así pudieron identificar quiénes habían sufrido un primer ataque al corazón durante un periodo de cuatro años.
Comprobaron la medicación recetada a los pacientes, poniendo interés en el uso de dos AINE: diclofenaco y el ibuprofeno. De esta forma, pudieron verificar que la probabilidad de padecer un infarto tras el consumo de ibuprofeno fue del 24% frente a los que no habían padecido ninguna enfermedad cardíaca (muy superior al de diclofenaco).
Un último estudio, también publicado en el British Medical Journal y aportado por la Universidad de Ben (Suiza), ha confirmado que un consumidor de ibuprofeno durante largos períodos tiene tres veces más posibilidades de padecer un infarto que un no consumidor.