Se dice que es una enfermedad del tipo
desmielinizante. Al inflamarse y destruirse las vainas de
mielina, que recubren los axones de las neuronas en las fibras nerviosas, se interrumpe la habilidad de los nervios para conducir impulsos nerviosos.
La
mielina es una lipoproteína (complejo macromolecular de proteínas y lípidos) que se halla en el
SNC (encéfalo y médula espinal) y en el
sistema nervioso periférico (SNP) (nervios de los órganos y miembros).
En el proceso de
desmielinización que se produce en los enfermos de
EM, la
barrera hematoencefálica (formada por células endoteliales que cubren las paredes de los vasos sanguíneos) es atravesada por un subgrupo de
leucocitos: las
células-T (o linfocitos T), que acaban atacando la
mielina del
SNC. Las
células-T acaban reconociendo las células propias como ajenas y las atacan como harían con un virus. Mientras, otras células inmunitarias, las
citocinas (proteínas que regulan la comunicación intercelular) y los
anticuerpos (o inmunoglobulinas) provocarán un
proceso inflamatorio a la vez.
Esta enfermedad (la
EM) aparece por
causas desconocidas y es
autoinmune, como he explicado más arriba, pues el sistema inmunitario ataca a las células sanas del propio organismo.
La manifestación de los diferentes subtipos de
EM puede ser progresiva o por brotes (períodos de recaída y remisión). Afecta a casi
2,3 millones de personas en todo el mundo y, según la
Sociedad Española de Neurología (SEN), a 46.000 personas en
España. De ellos, la mayoría son jóvenes (20 a 40 años) y mujeres.
Aunque
no es
hereditaria, hay constancia de que la
genética del individuo influye. Incluso se habla de una posible combinación de
factores genéticos y
medioambientales (carencia de vitamina D, presencia de toxinas, clima, geomagnetismo) o de
factores genéticos y
enfermedades infecciosas (virus). En la imagen siguiente podemos ver cómo afecta la
EM especialmente a las poblaciones del hemisferio norte según aumenta la distancia al ecuador.
Azul: riesgo alto
Rojo: riesgo alto probable
Naranja: riesgo bajo
Amarillo: riesgo bajo probable
Verde: gradiente de riesgo de norte a sur / de sur a norte
Blanco: otros riesgos
Existe
medicación eficaz para frenar su avance y combatir los
síntomas que pueden aparecer: parálisis parcial, adormecimiento corporal, rigidez, temblores involuntarios, alteraciones visuales o auditivas, cansancio, hormigueo, debilidad en las extremidades, y/o falta de equilibrio. Una de las más conocidas es el
Interferón β1a y el
Interferón β1b que logran disminuir el número de
recaídas.
Parece que la
vitamina D se utiliza para la prevención de la
EM. Adquirida por exposición solar es muy recomendable, pero la podemos encontrar también en sardinas, atún, bacalao, salmón, carne de cerdo, huevos y leche.